No sé qué hacer con mi vida... y está bien.
Para los días en los que no sabes quién eres, pero igual sigues intentando.
Te despiertas y lo primero que piensas es:
“¿Estoy desperdiciando mi vida?”
No es porque no hagas nada, o porque te falten sueños o metas. Es una sensación… como si todo fuera demasiado y nada al mismo tiempo. Una mezcla de ansiedad con:
“¿Y si me equivoco?”
La vida parece un laberinto de decisiones que no sabemos si queremos tomar. Te dicen que tienes todo el futuro por delante, pero ese “futuro “a veces es como un peso. Te comparas, te exiges, te culpas. Te preguntas si vas tarde, si ya fracasaste o si elegiste mal. Y cuando no podemos más lloramos.
Yo lloro en silencio, porque hay días en los que la vida me parece un rompecabezas sin referencia o a veces ni siquiera sé por qué. Solo siento que algo me duele. Algo que no sé nombrar, y a veces solo quiero parar, respirar y llorar, pero aprendí algo:
“llorar también es vivir”
¿Qué haces cuando van a cruzar la calle? ¿Te detienes un momento? ¿respiran? ¿Miras si viene un coche? ¿O simplemente corres… sin mirar atrás, sin pensarlo dos veces, como sino importara nada?
A veces, la vida es así, como una avenida que no sabemos cruzar. Algunas personas se detienen, observan, analizan cada paso. Otras solo corren, con miedo, con prisa, sin saber si llegaran al otro lado…
Y hay quienes se quedan ahí, en la orilla, esperando una señal que no llega. Pero no importa, lo importante es que estás ahí. Viva, con dudas, sí, pero con una parte de ti que quiere intentarlo.
Quién nos metió esa idea de que debemos tener todo resuelto: el amor, el trabajo, el cuerpo, la mente, las respuestas. Pero la verdad es que no. Y eso está bien.
“No saber también es parte del camino “
He llorado en la regadera sin razón, he cancelado planes porque no tenía fuerza para salir. He tenido miedo de “quedarme atrás “. Y he aprendido que esos momentos no te hacen menos. Te hacen humana, Te hacen saber que estás viva.
Tal vez vivir no se trata de estar bien todo el tiempo, vivir se parece más a eso que sentimos cuando el corazón nos pesa, pero igual sigue latiendo, cuando dudamos, pero igual despertamos, cuando no sabemos a dónde ir, pero igual seguimos caminando.
Está bien no tener ganas todos los días, está bien querer cambiar de camino, está bien no ser fuerte siempre. Si estás leyendo esto y te sientes confundida, o simplemente cansada de tener que saber qué sigue… quiero decirte desde el fondo de mi corazón:
No estás sola.
No es tarde.
No estás mal.
Estás en proceso, sintiendo y creciendo, eso, aunque duela, también es vida.
Gracias por leerme.
Si resonó contigo, compártelo con alguien que necesite un respiro.
Déjame un comentario:
¿También sientes que a veces no sabes qué hacer con tu vida?
Te leo con el corazón abierto, desde la trinchera de las que todavía escribimos para no sentirnos perdidas.
Tus palabras resuenan tanto, porque todos hemos sentido esa duda, esa presión por tenerlo todo claro. A veces la vida es un caos de emociones y no tener las respuestas no nos hace menos. Gracias por recordarnos que está bien no saber, que el camino se trata también de esos momentos de duda, y que llorar, respirar y seguir adelante es parte de vivir 💕🌿.
Me gustó mucho, justamente estoy con los mismos dilemas.